Cuidado con tus deseos

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Martín era un pequeño muy soñador, le agradaba pasarse el día imaginando de qué manera sería su vida con todo cuanto el deseaba y deseaba. Sus progenitores no tenían mucho dinero, con lo que Martín muy frecuentemente se sentía receloso del resto pequeños, que tenían muchos juguetes y dinero para la merienda. Una mañana la madre de Martín le despertó dándole un beso, mas Martín no deseó hacerle caso y prosiguió durmiendo. Estaba airado con sus progenitores por el hecho de que no le daban las cosas que quería; no tenía ni el coche que salía en la TV ni las sustanciosas meriendas que tenían sus amigos día a día en el colegio…

De un grito y movido por su saña Martín brincó de la cama y les afirmó a sus papás “OJALÁ TUVIERA OTROS PADRES CON MÁS DINERO”; al instante se sintió mal mas no deseó hacerle caso a su consciencia y prosiguió durmiendo. Tras unas horas despertó y fue al salón a solicitar perdón a sus progenitores por haberles dicho algo tan feo, mas sus pensamientos quedaron a un lado cuando… ¡Sorpresa! Su salón era plenamente diferente, estaba lleno de muebles costosos y de una T.V. enorme, los cajones de la cocina estaban llenos de dulces y gominolas, había una habitación llena de juguetes y, lo más pasmante, sus progenitores habían alterado.
Ante esa situación Martín dio un salto de alegría y fue corriendo a abrazar a sus nuevos padres; que le afirmaron que ahora no tenían tiempo pues debían ir a trabajar. El chaval se pasó el día en su casa jugando con sus nuevos juguetes y atiborrándose de gominolas. Tras dos semanas Martín ya había jugado con todos y cada uno de los juguetes y comido todas y cada una de las cosas que había en la cocina para merendar, comenzaba a sentirse solo conque deseó visitar a sus nuevos progenitores para pasar el rato en compañía. La nueva madre de martín no deseó estar con él por el hecho de que tenía muchos papeles que organizar, y su padre había ido a una reunión; con lo que en ese instante Martín recordó lo buenos que eran sus viejos papás y deseó regresar con ellos.
Su deseo se cumplió y se percató de que lo que importan no son los juguetes, es la compañía de aquellas personas que le querían: sus progenitores.