Articulo de Cuentos Largos Infantiles sobre La chimenea
Saber mas sobre La chimenea
La familia se reunió ante mí, pusieron los troncos y el abuelo fue el escogido para encender el fuego. Un calorcito subió por mi interior y un golpe de humo blanco formó espirales que flotaban en el cielo. Saludé a todos tirando chispitas, los chicos brincaban entretenidos, el padre atizó el fuego y un calor de hogar invadió la casa nueva.
Los días de otoño pasaron de forma lenta mientras que todos nos habituábamos a convivir, las brasas quedaban encendidas a lo largo de toda la noche permitiéndome reposar. Una mañana desperté alterada. En la cocina había un movimiento deshabituado, se escuchaban golpes, cosas que se trasladaban, cuando de súbito unos hombres entraron al comedor llevando una gran cocina a leña que pasó muy cerca de mí, nos miramos con falta de confianza mas antes que la ubicaran en su sitio me guiñó con picardía, supe conque seríamos buenas amigas.
Por la mañana la escuchaba cantar mientras que entraba en calor ya antes de enhornar los panes que perfumaban la casa con un suave fragancia a diastasa.Ese primer invierno no lo olvidaré, la familia se reunía en la cocina para comer lo que mi amiga cocinaba y por las noches se acomodaba en la sala a mi lado. Los chicos iban cayendo adormecidos sobre la alfombra, las mujeres tejían o bien bordaban, los hombres se repantigaban en los cómodos sillones de terciopelo conversando de una guerra lejana, mientras que afuera los copos de nieve caían suavemente pintando de blanco el paisaje.
A lo largo de todos los domingos de verano, llegaban los vecinos de visita. Todos se acomodaban bajo el viejo maitén. Ponían unas largas mesas de madera y ponían manteles colorados bordados con rosas blancas. A la cabecera se sentaba el abuelo quien últimamene se desplazaba lento ayudado por un bastón y siempre y en todo momento acompañado de su nieta preferida. El maitén movía suavemente sus ramas ahuyentando las moscas. Sus hojas verde claro relucían bajo el sol como aquella noche de luna llena en que alguien llegó a caballo para informar del nacimiento del primer nieto. Yo le había tomado cariño a ese árbol, afirman que cuando joven supo dar sombra a un conjunto de caciques mapuches que se juntaron a deliberar sobre la necesidad de unirse para combatir contra la invasión huinca, porque
conforme sus opiniones bajo el maitén no se puede engañar.
Un día la casa despertó revolucionada, las mujeres ordenaban, corrían de la cocina al comedor y echaban a los chicos a jugar afuera aprovechando el día de sol. Los hombres entre gracietas y risas armaron la mesa grande y lo pasmoso es que pusieron el mantel de hilo que solo se utilizaba para las grandes ocasiones. De la cocina venían con tortas de todo género que ponían encima de la mesa, cada una con un cartelito. Por la tarde un conjunto de señoras invadieron el comedor, observaron los pasteles uno por uno. Entre cuchicheos y miradas de aprobación averiguaban de qué forma estaban hechos y comentaban las ocurrentes decoraciones. Entonces los probaron, solo una o bien 2 cucharaditas por porción. Participantes y también convidados aguardaban con ansiedad. Llegó el instante de dar un resolución, todos guardaron silencio, escuchaba la respiración entrecortada de mi amiga en la cocina, hasta el momento en que escogieron uno, todas y cada una de las damas aplaudieron y la señora de la casa recibió el premio.
De noche escuché a mi amiga gimoteando conmovida, avivé el fuego y la felicité por haber ganado el concurso, me respondió golpeteando los discos de hierro y tiraba chispitas que caían poco a poco más lejos. Estábamos tan felices que mi amiga se ahogó de risa, un espeso humo anegó la casa y mis carcajadas llenaron de estrellitas el salón. Todos despertaron tosiendo y chillando, abrieron las ventanas y el fresco de la noche nos alivió.
Tiempo después empecé a sentir extraña la casa, ya no tenía el movimiento de temporadas pasadas, reparé en que ya no se reunían como anteriormente, hacía mucho que no ampliaban la mesa ni extendían el mantel de hilo. Una tarde unos hombres entraron y se llevaron a mi amiga, la aprecié tan triste y descuidada que no pude mirarla a