La Fuerza de Marita

Articulo de Cuentos Infantiles con Moraleja sobre La Fuerza de Marita

La Fuerza de Marita

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Dana era una Madre que aparte de trabajar, se ocupaba de cuidar y sostener sola a su hija Marita. El motivo es que Josué, el esposo de Dana, hizo un viaje a otro país por motivos de negocios y se olvidó de su familia supuestamente.
Lo peor es que absolutamente nadie tenía idea de los motivos. Cuando la pequeña preguntaba por su papá, su mamá le decía: “Hijita, tu padre trabaja en otro país y creo que pronto retornará, deja de preocuparte. Le mostraba fotografías de él, le contaba como la quería y jugaba con ella ya antes de viajar.
Le ponía un vídeo que su padre les dejó. Dana amaba tanto a su hija que era capaz de todo con tal de verla medrar feliz, guardando en silencio su gran tristeza por el abandono de su padre. Pensando que su esposo las olvidó, decidió que cualquier día cuando sea más grande Marita, vería el modo perfecto de contarle la verdad que suponía tener.
Mas Marita era inteligente y se daba cuenta. Todavía de este modo deseaba mucho a su mamá y estaba agradecida con lo que hacía para sostenerla feliz y que no le falte nada. Marita aprendía a ser fuerte frente a la vida.
La verdad era que Josué padeció un accidente en su trabajo y había perdido la memoria, de ahí que no se comunicaba con su esposa.
En el instituto a Marita sus amigos le hacían acoso escolar pues su papá era el único que jamás iba a la escuela por el día del padre. Eso a Marita la ponía realmente triste. Mas era inteligente y poquito a poco dejó de importarle.
Aprendió que su planeta interno definía su planeta exterior. Aprendió que podia ser feliz sin importar un mínimo que no tenía papá y que le hacían acoso escolar.
Pasaron ciertos años y una mañana de Abril, estando recuperado el esposo de Dana, decidió retornar a su hogar sin informar. Dana no podía creerlo, no obstante tras charlar, debió ver unos vídeos y fotografías de la clínica donde Josué estuvo para entender la situación.
Cuando la pequeña entró a la casa halló a sus Progenitores conversando. Dana algo inquieta sentó a la pequeña y le dijo: “Marita, te presento a tu Padre. Eras pequeñísima cuando se fue.” La pequeña procuró la fotografía que guardaba de él y dijo: “Sí, es papá; solo que está más delgado y canoso”. Sonrió Josué abrazando a su hija ya antes de poner las maletas en la habitación.
Al poco tiempo Dana, por cosas de la vida cayó postrada en la cama. Pasaron los días y Dana degeneraba cada días un poco más, hasta el momento en que tras un mes sucedió algo inopinado con la vida de Dana. Pasaron los días y una mañana muy temprano, Josué alistaba a su pequeña, quien le contaba lo fantástica que era su madre y de lo mucho que lo amaba. Él, sonriendo, besó en la en frente de su pequeña y le entregó un ramo de rosas blancas, las preferidas de mamá mientras que le decía: “Papá no llores. Hay que ser fuertes. La vida consiste en digerir los golpes como un pugilista y aprender de ellos. Seamos felices. Eso hubiese querido mamá.”

-“No imaginé que supieses tanto con diez años de edad” -respondió el papá.
-“Yo tampoco.” -respondió .
Estando listos, partieron, llevando las flores a su Madre que yacía en el camposanto hace un mes.