La Sirenita

Articulo de Cuentos Clásicos para Niños sobre La Sirenita

La Sirenita

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Cuentan que hace bastante tiempo, la hija más pequeña del rey de los 7 mares se enamoró completamente de un humano y padecía día y noche por que eran de mundos diferentes. Pese a que tenía prohibido salir a la superficie, la sirenita subía todos y cada uno de los días para poder ver a su amado, que era capitán de un navío y príncipe del reino de la costa. Y de este modo medraban sus sentimientos hacia él.
Un día, agotada de mirarlo desde lejos, la joven asistió a ver a la hechicera del mar a fin de que le indicara como podía estar con el hombre que amaba.
La hechicera le respondió que solo lo conseguiría convirtiéndose en una humana, puesto que los hijos del mar no podían vivir en tierra firme. Ella se ocuparía de darle piernas a fin de que pudiese acercarse a él y si lo conseguía, podría continuar en su reino por siempre.
—Pero escucha bien lo que debo decirte —le advirtió—, si no consigues que el príncipe se enamore de ti durante 3 días, tu retornarás al mar para transformarte en espuma y de esta manera, vas a morir.
La sirenita, cegada por la intensidad de su amor, accedió. La hechicera la convirtió en humana y regresó a la superficie. Si bien ahora tenía piernas, cada paso que daba era como pasear sobre espinas. Mas la chica lo aguantaba, pensando en ver a su amor.
El príncipe la halló en la costa y creyéndola desprotegida, la llevó a su palacio, donde se hicieron grandes amigos.
Como la sirenita no sabía charlar igual que los humanos, le era imposible expresarle sus auténticos sentimientos. A base de señales y de muestras de cariño honestas, confiaba en ganarse el corazón del joven antes que su plazo se terminara.
Y lo habría conseguido, si no fuera por que ya estaba comprometido.
Debía casarse con la princesa del reino vecino y la boda estaba más cercana a festejarse que jamás. Cuando la sirenita se enteró de esto, era demasiado tarde. Un carruaje de oro reluciente había llegado a palacio. En él viajaba la novia, a quien su porvenir esposo recibió con gran alegría. Y la unión entre los dos quedó fijada para el día después, justo al ponerse el sol.
Era ese momento el que marcaba la conclusión de los 3 días.
Destrozada, la sirenita se despidió de su amado dándole un beso mientras que dormía y volvió al mar para aguardar su destino.
El navío del capitán partió para dar inicio con la liturgia. Mientras que la hija del rey del mar lo veía partir, sentía como el ánima se le escapaba del cuerpo. El sol comenzó a ponerse y se comenzó a desvanecer entre las olas, hasta el momento en que no quedó más que la huella de una espuma blanca como la nieve que acarició la arena.
El príncipe y su prometida se casaron aquel día y mientras que miraban el cielo oscurecerse, sintió una suave brisa en torno a sus pelos.
Era el ánima de la sirenita que le deseaba dicha eterna.