Los hermanos gruñones

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Había una vez, en un sitio lejanísimo, 2 hermanos que desde pequeñísimos todo lo hacían juntos, singularmente jugar. Compartían todo por el hecho de que sus progenitores les habían enseñado a ser de este modo. No obstante llegó un día que algo sucedió entre ellos y se enfurecieron tanto, mas tanto, que cansadísimos de batallar, quedaron en separar todo cuanto era de cada uno de ellos y no desearon compartir nada desde ese instante. Como tenían muchos juguetes, decidieron ir a reposar para seguir al día después con la separación de juguetes y todo lo demás que todavía faltaba. Eran demasiados juguetes y precisaban darse una tregua. Ellos fueron medrando mas el enfurezco se hizo tan grande entre ellos que ya no podían estar juntos en parte alguna. Absolutamente nadie podía creerlo, y todos y cada uno de los conocían ahora como los hermanos gruñones .
De esta manera los llamaban todos y cada uno de los amigos y vecinos hasta el momento en que fueron avejentando. A lo largo de todos esos largos años amontonaron demasiadas cosas, todo estaba acumulado hasta el momento en que unos pequeños que jugaban por allá muy cerca, involuntariamente lo desmoronaron todo. Los pequeños proseguían jugando alegremente sin importarles nada. Los hermanos observaban a estos pequeños mirando fijamente sus semblantes y la libertad con la que hacían todo, y recordaron como hacían cuando eran pequeños. Todo era alegría y entendieron velozmente el tiempo tan valioso que ridículamente habían perdido con tanto enfurezco. Con lo que decidieron unirse al conjunto de pequeños y como en los viejos tiempos, como 2 alegres pequeños más, jugaban otra vez. Comenzaron a revolverlo todo y eran tan felices jugando otra vez que desde ese instante todos y cada uno de los amigos los conocieron como los hermanos juguetones . Ellos jamás más pelearon y fueron de nuevo los mejores amigos.