Parábola del buen samaritano

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Parábola del buen samaritano

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Cuentan las sagradas escrituras de la biblia en el libro de San Lucas: capítulo diez, que un día calurosísimo un hombre salió de la urbe de Jerusalén a la urbe de Jericó, para esto debía cruzar por el desierto. Comenzó su travesía que en un comienzo se veía bien interesante mas entonces que tenía horas de hacer el viaje en su camello, comenzó a preocuparse, ya se sentía muy estresado por el enorme calor y los fuertes vientos.
¿Quien se iba a imaginar que en el desierto alguien se hallaría con criminales? de súbito aparecieron unos desalmados hombres que aguardaban al primero que pasase por allá, mientras que se ocultaban tras unas rocas. Al ver al hombre, se le fueron encima con todo golpeándolo salvajemente hasta dejarlo mal herido. El hombre tendido en el piso vio que se llevaban a su camello, sin poder hacer nada.
Entonces paso un hombre, quien miro con indiferencia al hombre que se encontraba herido y tendido en la arena caliente, quien pidiendo socorro solo halló el rechazo en vez de ayuda, si bien no por un buen tiempo. Pronto pasaría otro hombre que tenía muchos conocimientos, quien al verlo semeja que pero preocupado por sus cosas prefirió asimismo seguir su camino.
El sol quemaba demasiado y el herido ya no podía pero, no obstante un Samaritano que pasaba al verlo bajo de su camello y corrió a atenderlo muy compadecido, sabía que debía asistir, conque lo subió al camello y el progresivo su camino mas a pie, a ratos se aseguraba que su acompañante estuviese bien hasta el momento en que llegasen a su destino. Al poco tiempo hallaron un sitio donde reposar y cuando el Samaritano se aseguro que el hombre herido estuviese bien, partió a su destino bajo la promesa que retornaría a abonar más por los gastos causados, cuando retornara de su viaje.
Dios espera que todos asistamos a nuestros semejantes y que no seamos indiferentes a las necesidades y dolor extraños sin importar un mínimo quien sea la persona ni de donde es.