Articulo de Cuentos Infantiles de Navidad sobre Un burro bueno y muy trabajador.
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Un granjero tenía una enorme deuda con otro granjero y estaba estresado por el hecho de que perdió su buena fama como hombre puntual y honrado en sus pagos Es que ese año no le fue bien en los negocios y no pudo cumplir con sus deudas como habituaba. El granjero tenía un burro trabajadorcísimo llamado amigo y este al ver a su amo padeciendo, se le ocurrió asistirlo y le dijo:
-Mi querido amo, lo cariño demasiado y no deseo verlo tan triste, que le semeja si hago una competencia de fuerza con el burro pero fuerte de la persona a quien le debe, le aseguro que ganare la competencia, me siento muy capaz y preparado. Dígale que si gano debe disculparle toda la deuda, no desconfíe por el hecho de que no tiene nada que perder, ¿que le semeja?
-Hummm, suena bien eso mas . . .esta bien, debemos procurarlo para recobrar mi buen nombre y salir de esta mala ráfaga.
Cuando llego la hora de competir, los burros debían llevar en el espinazo mucho peso, quien llegue a la meta sin caer, seria el ganador. Cuando amigo se disponía a correr, su amo comienza a estimularlo mas a latigazos, consiguiendo que la gente se burle y inciten pero al burro que apenas podía avanzar. Realmente triste amigo no deseó moverse y comenzó a plañir, el amo le afirma :
-¡Muévete que te pasa, afirmaste que ganaríamos!. Si amo mas no es preciso que me maltrate, de esta forma no puedo proseguir, me hace daño y me pone realmente triste. Solo necesito que me incite, como lo hace con sus nietos en casa, soy un animal mas siento dolor, solo hableme bien y lo conseguiré.
El amo abochornado, agacho la cabeza y dijo:
-Llevas razón amigo gracias por darme esta lección, lo siento mucho.
-Ahora si amo, ¡estoy listo, para correr! afirmó amigo el burro.
Fue tanto el entusiasmo y energía que recibió el buen burrito que al percibir a su amo decir:
-¡Tu puedes amigo, lo haces bien, prosigue de esta manera tu puedes!, poquito a poco fue avanzando sin caer ni tambalear, paso a su contendiente y llego a la meta, salvando de esta forma a su amo de la deuda.
-¡Lo conseguimos amigo, lo conseguimos! repetía una y otra vez el granjero agradecido por su solidaridad, esmero y bondad con su amigo el burro. Cuando llegó la Navidad el granjero y amigo se fueron a reposar juntos a un sitio donde no era preciso trabajar por múltiples días, 2 gozando de su compañía y fidelidad mutua.