Articulo de Cuentos Infantiles con Moraleja sobre Caritas felices
Saber mas sobre Caritas felices
Érase una vez, un hombre que era poseedor de una enorme sabiduría ganándose de esta forma el respeto y admiración de sus vecinos. Este señor era muy observador y le agradaba pensar sobre su conducta y el valor que le daba a las cosas en su vida y la de su familia. De ahí que observaba su ambiente y llego a la conclusión que bastantes personas, eran amadores del dinero, pasando sobre lo pero importante: La salud y la familia.
Aquello ocupaba demasiado interés en sus vidas, mas lo que no podían adquirir era el amor, el entusiasmo y la alegría de vivir, ni tan siquiera sabían sonreír. Todos paseaban apurados y realmente serios, no le daban cariño ni a los pequeños y lo peor es que ello proseguían esos ejemplos en su hogar merced a su progenitores.
Es allá cuando el hombre sabio como todos lo llamaban, tras tanto meditar tuvo una idea, y se dispuso a invertir y hacer una máquina que ayudase a la gente a meditar pero en su dicha y que afirmara asi:
- Es sin coste, lleva las que quieras.
Eran muchas caritas felices y de colores, se obsequiarían sin costo, este hombre compartiría de esta forma con el resto y les daría un enorme ejemplo a fin de que todos las llevasen en sus bolsillos, en la cartera o bien en las cartucheras y mochilas donde incluso los pequeños guardaban su dinero a fin de que antes de nada encontrasen la sonrisa dibujada como recordatorio de alegría y dicha.
Al principio parecía un juego que la gente no comprendía, mas todos llevaban las caritas felices en su bolsillo y toda vez que ponían su manos allá, las sacarían si bien no quisiesen y sonreían incluso sin motivos, de esta manera se habituaron a sentir mucha energía, bienestar y mejor actitud. Ya no era extraño ver sonreír a todos sean grandes o bien pequeños, acompañados o bien solos, de este modo se transformaron en la urbe de la gente feliz.
Se creo una comunidad donde la gente aprendió que el dinero era fundamental para poder vivir bien, mas que sin dicha y salud carecía de sentido, llegaron a ser las personas pero afables, sonrientes y productivas del planeta. El enorme secreto fue descubierto y esas personas cuando pero compartían dicha pero exuberancia tenían, donde iban obsequiaban sonrisas y caritas felices.
Como van a ver no era ningún secreto, era que aprendieron a compartir y a darle valor a lo esencial, ver a sus familias felices antes de nada ahora era su prioridad, teniendo de esta manera una mejor forma de vivir. Y cuenta la historia que en esa urbe viven los pequeños pero sanos y felices del planeta.