El herrero y su perro

Articulo de Cuentos Muy Cortos para Niños sobre El herrero y su perro

El herrero y su perro

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Un herrero trabajaba siempre y en todo momento acompañado de su leal amigo, el cánido. Donde iba el hombre su compañero incesante estaba a su lado, tanto si trabajaba como en el momento de comer.
Cuando el herrero trabajaba el cánido descansaba o bien dormía a su lado todos y cada uno de los días y por muchas horas hasta el momento en que su amo acabe su tarea, mas si comía algo este leal compañero se despertaba y levantaba en el acto, movía su cola y se desesperaba como pidiendo un tanto de comestible.
Una mañana de aquellas, en la que el herrero trabajaba fuertemente para comer y hacer sus pagos, se le ocurre simular estar muy enojado con el cánido, puesto que el herrero que había observado la actitud del cánido desde hace unos días, tomando una pequeña encalla le afirma a su perro:
-Vamos, vamos pequeño gandúl, levántese (mientras que lo golpeaba con suavidad para atemorizarlo un tanto), ya no sé que hacer contigo. Me la paso martillando el tas para comer y de esta manera poder vivir decentemente y tu te la pasas durmiendo todo el día, y cuando comienzo a comer después de trabajar fuertemente a lo largo de todo el día, vienes sin haber hecho nada y te desesperas y mueves tu cola por mi comida.
¿Quizás no sabes que para comer hay que trabajar todos y cada uno de los días en tanto que esa es la fuente de toda bendición, y que ni tu, ni absolutamente nadie que no trabaje está en su derecho a comer, sino más bien solo quienes verdaderamente si nos esmeramos día a día? afirmó de este modo el herrero mientras que parecía muy enojado con su cánido. Si no vas a esmerarte por ganarte el alimento deberás aguardar.