Yosaku y el pájaro mágico

Articulo de Cuentos de Aventura para Niños sobre Yosaku y el pájaro mágico

Yosaku y el pájaro mágico

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Yosaku era un joven nipón muy pobre que todos y cada uno de los días iba al bosque a recoger madera, para venderla y poder comer con lo que ganaba. Un buen día, mientras que volvía de la faena, se halló en el camino con un precioso pájaro atrapado en una jaula.
—Pobrecillo —dijo—, lo liberaré a fin de que pueda volar.
Abrió la puerta de la jaula y el pajarillo salió volando contento.
Esa noche, mientras que Yosaku se preparaba para dormir en su cabaña, alguien tocó a la puerta. Afuera era muy tarde y caía una fuerte nevada. Fue de ahí que que el joven se sorprendió al ver a una preciosa y débil chavala que lo miraba del otro lado del umbral.
—Vine a visitar a mi familia y se me hizo tarde —dijo , ¿puedo pasar la noche contigo?
—Me agradaría mucho, mas no tengo nada que ofrecerte —le afirmó él—, no tengo comida, ni una cama donde dormir.
—Eso no importa, solo deseo un techo.
Yosaku admitió entonces y la invitó a pasar para calentarse. Como la nevada no paraba de caer, la noche se transformó en múltiples y y la ignota se enamoraron. Para cuando el invierno acabó habían acordado casarse y fue como se transformaron en la pareja más feliz del planeta.
Un día, la esposa de Yosaku le solicitó que le adquiriera hilos de todos y cada uno de los colores que encontrase en el mercado, para desconcierto de él. Cuando se los hubo traído todos, se encerró en su habitación por 3 días completos, sin dormir ni comer, ni charlar con él. Mas al concluir el tercer día, salió manteniendo en sus manos la más fina y fantástica lona que Yosaku hubiese visto.
Aquel tejido era más frágil que la seda y parecía tener todos los tonos del planeta.
—Si vendes esta lona en el mercado, vas a poder sacar mucho dinero —le afirmó , a lo que Yosaku accedió contento.
Sucedió que aquel día pasó el rey por el mercado, el que al ver tan espléndido tejido, lo adquirió todo para hacerse un traje y la pagó a Yosaku sobradamente. Mas asimismo le encargó que le tejiese más, puesto que deseaba una capa que hiciera juego con su indumentaria.
Yosaku volvió a darle la buena nueva a su esposa, quien nuevamente se encerró a hilar por 3 días. Cuando acabó, se veía pálida y enclenque.
—Es la última vez que lo hago —le dijo—, no deseo enfermar.
Tristemente, el rey deseó aún más lona para hacerle un quimono a la princesa. Cuando Yosaku le afirmó que era imposible, conminó con ejecutarlo y su esposa se convirtió entonces en el bello pajarillo al que había salvado aquel día. Era ese pájaro el que tejía tan bellamente batiendo sus alas cuando absolutamente nadie lo veía.
El pájaro picó en los ojos al emperador dejándolo ciego y escapó con Yosaku al bosque, donde volvió a transformarse en doncella.
Juntos, se fueron lejísimos viviendo bien merced al oro logrado con las lonas y fueron muy felices.