Las tres palabras mágicas

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Luisa era madre de 3 bonitos pequeños que se llamaban José, Ángel y Manuel. Ellos eran realmente bien educados pese a haberlos criado sola. Una mañana, Luisa recibió una llamada. Era su amiga llamando para invitar a sus hijos al aniversario de su hijo Julián y Luisa lógicamente que admitió. Cuando llegó el día, fueron Luisa y los 3 pequeños llevando un bonito juguete. Mas lo que absolutamente nadie sabía era que Luisa no tuvo dinero para adquirir un regalo, con lo que llevó un juguete prácticamente nuevo de su hijo Manuel, el menor. Como era un pequeño de un par de años, creyó que no se daría cuenta puesto que tenía muchos juguetes. Cuando todos y cada uno de los pequeños jugaban y se divertían en el jardín de la casa, el pequeño al que le celebraban el aniversario entró a su dormitorio y viendo sus regalos, le encantó el que Luisa le llevó por el hecho de que era un bonito robot con luces de muchos colores y con una armonía que llamaba la atención de cualquier pequeño.
Cuando Manuel vio que su amigo jugaba con su robot, lo reconoció y se lo quiso eliminar. Comenzó a vocear y a plañir. Luisa muy abochornada le contó a su amiga la verdad y no sabían qué hacer. Su amiga que apreciaba mucho a Luisa decidió comprender la situación pues entendía que ante todo lo más esencial era su amistad y convenció a su pequeño a devolver el juguete. Ya antes que Manuel recuperara su robot, su mamá le dijo: “Manuel, Julián te entregará el robot, mas ya antes ¿recuerdas de qué forma se afirma?”. “Sí mamá. ¿Julián, me das por favor mi robot?”, afirmó el pequeño. Y cuando su amigo se lo entregó Manuel dijo: “ Gracias Julián. Perdóname por haberte chillado. ¿Lo afirmé bien mamá?”, respondió el pequeño, ¡Realmente bien hijito, lo hiciste realmente bien!, Afirmaste las 3 palabras mágicas. De este modo a cualquiera se le quita el enfurezco afirmó la amiga de Luisa sonriendo.