Un niño que todo lo quiere

Articulo de Cuentos Clásicos para Niños sobre Un niño que todo lo quiere

Un niño que todo lo quiere

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Felipe era un pequeño de once años que tenía un precioso hogar y buenísimos progenitores, se llamaban Lucía y Valentín. Ya antes de navidad el pequeño escribió una carta a Papá Noel pidiéndole ciertos juguetes, pero o bien menos como pero de veinte. Sus progenitores, al enterarse se miraron entre ellos hasta el momento en que la madre le dijo:
-Hijo querido, comprendo que estés muy ilusionado con la navidad, mas debo recordarte que tienes una cuarta parte pequeño y demasiados juguetes, además de esto Santa viene en un trineo, no en camiones, ¿has pensado en compartir los regalos con tu hermanos y amigos?
-No mamá, los quiero solo para mi, respondió Felipe algo enojado.
Cuando el pequeño iba a su dormitorio pensaba:
-Creo que mamá tiene mucha razón, que malo que soy.
Por la mañana siguiente fue al instituto, tras el recreo la profesora llamó a Felipe y le pregunto.
-Felipe cuéntame, ¿que le solicitaste a Santa para navidad?
Abochornado respondió en voz baja:
-Creo pero de veinte cosas.
La maestra le afirmó que debía mudar esa carta, por el hecho de que solicitaba demasiado juguetes y otros pequeños los precisaban más. Llegando a casa Felipe descarto ciertos juguetes y la carta se redujo a diez regalos nada pero.
Ese día sus progenitores fueron a la tienda con el pequeño a adquirir un árbol y se habían agotado, el pequeño pensó un tanto y meditando termino haciendo una oración rogando por hallar un árbol de navidad para mamá que tanto deseaba para decorar la sala. Subieron al auto a buscar otras tiendas y de súbito se detuvo en la carretera sin saber pues. Apareció un ángel que le afirmó a Felipe:
-Por haber quitado juguetes de tu lista le voy a dar el árbol a tu mamá, eres un buen hijo.
Llegando a casa era el pequeño pero feliz, descubrió el gozo y la alegría de meditar asimismo en el resto, recibiendo una enorme lección aquel día y cuando llego la noche Felipe decidió compartir los juguetes con los pequeños pero pobres de su urbe, sus progenitores alistaron chocolate muy caliente y unos dulces para llevarles, con lo que subieron todo cuanto se pudo en el auto y emprendieron su marcha para compartir espléndidamente con los más necesitados en Navidad.