Blancanieves y los 7 Enanitos

Articulo de Cuentos Clásicos para Niños sobre Blancanieves y los 7 Enanitos

Blancanieves y los 7 Enanitos

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Había una vez una joven princesa que vivía en un bonito castillo. Su nombre era Blancanieves y su madre la llamó de esta manera por lo preciosa que era. Mas cuando tenía un par de años su madre se murió y se quedó muy mas realmente triste pues ya no tenía mamá.
Su padre, viéndola tan desolada, creyó que debía darle a su hija otra madre y volvió a casarse. Mas la mujer con la que se casó, si bien siempre y en todo momento parecía buena y dulce con el rey y con Blancanieves, realmente era malísima y envidiaba la belleza de Blancanieves. Como además de esto era una desalmada hechicera, día a día le preguntaba a un espéculo encantado , que siempre y en todo momento le afirmaba la verdad:
– ¿Quién es la más preciosa del reino?
A lo que el espéculo contestaba:
– La más bella del reino es Blancanieves.
La va a ir y la envidia dominaban a la reina, de ahí que cuando el rey murió a los pocos años, la reina descubrió su auténtico semblante de maldad y comenzó a maltratar a Blancanieves. Aun le hacía trabajar como la sirvienta del castillo.
Un día la reina llamó a su mejor cazador y le ordenó:
– El día de hoy llevarás a Blancanieves como mucho profundo del bosque. Cuando estés allá te aproximarás a ella silenciosamente y entonces… ¡la vas a matar! – afirmó con una demoníaca sonrisa en su cara.
El cazador era un hombre frío y atroz con lo que sin pensarlo llevó a Blancanieves al bosque, con la disculpa de ir a coger flores. Mas en el último instante, viendo la bondad y la belleza de la pequeña no fue capaz de hacerlo y la dejó escapar mientras que le decía:
– Princesa, ¡escape al bosque y jamás más regrese al castillo o bien la reina la va a matar!
La joven Blancanieves salió corriendo y tras mucho caminar, cuando estaba ya prácticamente sin fuerzas, se halló una casa en la que resultó que vivían unos curiosos enanos. Cada uno de ellos de ellos tenía un carácter muy, muy diferente al de los demás: uno era muy gruñón, otro mudo, otro dormilón… y de esta manera. Eran siete enanitos y Blancanieves se quedó con ellos y, mientras que estos iban trabajar en las minas, limpiaba toda la casa y hacía el alimento.
La princesa era prácticamente feliz, mas no sabía que la reina se había enterado de lo que había pasado y había visto en su espéculo dónde vivía Blancanieves.
Entonces, la desalmada hechicera fue a ver a la princesa disfrazada de anciana, con una cesta llena de manzanas rojas como una rosa. Cuando llegó a la casa de los enanitos engañó a Blancanieves a fin de que mordiese una de ellas, que resultó que estaba envenenada. El hechizo la haría parecer fallecida hasta el momento en que alguien le diera un beso de amor auténtico.
Los enanitos la hallaron después y prácticamente no podían creerse que la princesa hubiese fallecido, con lo que edificaron una hermosa urna y la pusieron en un pedestal entre las flores. Un día un joven y apuesto príncipe llegó y se enamoró absolutamente de ella, con lo que no pudo eludir abrir la urna y besar a Blancanieves en los labios.
En ese instante la princesa despertó, para sorpresa y alegría de los enanitos. En seguida el príncipe le solicitó a Blancanieves que se casara con él y admitió. Se casaron y, tras derrotar a la desalmada reina vivieron felices por siempre.