El gato y el gallo

Articulo de Fábulas de Esopo sobre El gato y el gallo

El gato y el gallo

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Todas y cada una de las mañanas apenas salía el sol, el gallo asomaba desde el gallinero para despertar a todos y cada uno de los que vivían en la granja. Este animal desde siempre y en todo momento había sido conocido por su potente voz, cosa por la que era el orgullo del granjero. Merced a su canto, las personas de la casa grande podían levantarse a buena hora y aprovechar magníficamente el día, como los animales podían hacer asimismo sus faenas desde temprano.
Solo había uno que no estaba satisfecho con los cantos del gallo y ese, era el gato de la granja, un animal taimado y perezoso al que le encantaba dormir todo el día.
Su único trabajo era apresar ratones, mas ya hacía tiempo que había acabado con una plaga que había anegado los establos y el hogar del granjero, con lo que realmente no tenía nada que hacer. Se la pasaba realmente bien comiendo las rebosantes sobras de la mesa de sus amos, tomando grandes tazones de leche y durmiendo a pierna suelta en el pórtico de la casa grande, que era donde el sol pegaba mejor.
El gallo en cambio, jamás había dejado de trabajar. Era por esto y por su molesto canto, que al gato le caía francamente mal y de esta forma, empezó a tramar un plan para deshacerse de él por siempre.
Aquel día, el felino se presentó frente al gallinero con pretensiones de atacarlo.
—¡De qué manera me incordian tus chillidos a lo largo de la mañana! ¿No ves que el resto deseamos dormir? —lo incordió— Apenas ha salido el sol y ya estás ahí fastidiando, no es posible tanto estruendo a tan tempranas horas del día.
—No armo ningún estruendo —dijo el gallo—, el amor precisa que canté desde el amanecer para no desaprovechar el tiempo. Tiene muchas labores por delante y si se levantara tan tarde como , no podría cumplirlas todas y cada una a tiempo. El resto de los animales piensa igual que .
Viendo el gato que llevaba razón, decidió atacarlo por otra vía.
—Bien, ¿y qué hay del alboroto que causas con frecuencia en el gallinero? ¡Vergüenza debería darte! Eres un mujeriego. Todos y cada uno de los días te marchas al nido de una gallina diferente y la dejas cargada de pollos, ¡qué patán!
—Al contrario, mi trabajo no solo consiste en despertar a todos y cada uno de los habitantes de la granja, sino más bien en sostener el gallinero poblado. Si no estuviese con las gallinas, no podrían multiplicarse ni dar más huevos para el desayuno del granjero. Y si bien me agrada retozar con ellas, sabe que es más que preciso.
Viendo el gato que no podía discutir con tan buenos razonamientos, sacó las zarpas y de todas y cada una formas mató al pobre gallo y lo devoró; si bien nunca tuvo presente que no tardaría el granjero en lograr otro.
Moraleja: En ocasiones, la justicia y la razón no son suficientes cuando existen personas que desean hacer daño, y pasan sobre lo que sea y de quien sea para conseguirlo. De ahí que, sé cautelosísimo con tus oponentes.