El niño y los dulces

Articulo de Cuentos Infantiles con Moraleja sobre El niño y los dulces

El niño y los dulces

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Una tarde de primavera, Javier jugaba en la casa de uno de sus mejores amigos del distrito. De repente vio que en el rincón de la sala había un frasco lleno de deliciosos caramelos de muchos colores de esos que se hacen irresisitibles de solo mirarlos, y lo mejor es que eran sus preferidos. Sin consultar a su amigo si podía tomar una de las gominolas, se acerco silenciosamente a tomar un enorme puñado de ellos, no deseaba perderse semejante ocasión puesto que pensaba: “Siento que regalados estos dulces van a ser pero sabrosos” mientras que se frotaba las manos y se relamía los labios de las ganas que tenía de probarlos ya. Mientras que metía las manos en el frasco y llenaba las manos de los dulces, al estimar retirarla se dio cuenta que al tener la mano tan llena de caramelos no la podía sacar .
Tal y como si alguien adivinase sus pensamientos se acerco uno de los pequeños y le dijo: ¿No piensas que estas tomando demasiados caramelos? No son un regalo, deberías solicitar permiso para tomarlas y además de esto, tomas muchas y el cuello del jarro es angosto, creo que es mejor que sueltes ciertos pues de este modo no vas a poder sacar la mano. Mas Javier no deseaba soltar los dulces y comenzó a plañir desconsoladamente de la saña y también impotencia que sentía.
La dueña de casa al ver la escena, se acerco inclinándose tiernamente y mirándolo a los ojos lo tomó de una de sus mejillas llena de lagrimas y le dijo: “Si solo tomas la mitad, sacaras la mano y te llevases los caramelos”. Esta bien, gracias, respondió Javier secándose las lagrimas Al verlo plañir sus compañeros de juego, sintieron mucha pena unos y vergüenza extraña otros por lo sucedido.

Jamás trates de englobar demasiado. Siempre y en toda circunstancia es mejor iniciar tomando solo lo preciso.