La mamá de Pablito

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La mamá de Pablito

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En determinada ocasión, un pequeño de diez años llamado Pablo retornando del instituto halló a su madre alistando su ropa mientras que la ponía en una maleta. Sorprendido el le pregunta suavemente:
—Mamita, ¿nos marchamos de viaje?
—Doña Rosa, sonriendo sutilmente y haciendo gala de gran osadía para no plañir, se inclina hacia él y tomándolo entre sus brazos responde— No hijo, viajo sola. Tu abuela me mandó un pasaje para irme a trabajar lejísimos, mas te prometo que no te va a faltar nada y que te voy a llamar seguido. Tú te vas a quedar un tiempo con tu tía Inés y vas a ver que te voy a llamar todas y cada una de las veces que pueda y vamos a poder vernos en internet.
Pablo de manera profunda triste sin decir nada se sentó en las faldas de su Madre, controlando las ganas de plañir y con un enorme nudo en la garganta, mirándola fijamente a los ojos le dijo:
—Madre, no deseo que te vayas, mas si es preciso hazlo. Pablo no tenía Padre y comprendió desde pequeño la dureza de la vida, vivía solo con su mamá y maduró ya antes que otros pequeños. Pablo creía que si su mamá se iba, vería el modo perfecto de procurarla. De esta forma se calmaba a sí mismo. Llegó la hora de partir y se despidieron. Cuando su mamá se fue, Pablito comenzó a plañir mucho por el hecho de que creyó que debió haberle dicho en ese instante a su mamá cuánto la quería.
De este modo pasaron los meses y años. Jamás dejaron de comunicarse hasta el momento en que un día… un día Rosa enfermó gravemente por consiguiente trabajar y por la tristeza de no ver a su pequeño Pablo. Pablo ya tenía quince años y no se sabe de qué manera mas llegó hasta donde su Mamá estaba, en un centro de salud. Pablo trabajó durísimo sin que su mamá lo supiese. Toda vez que salía del instituto se iba a lustrar zapatos y a vender caramelos. Comía solo una vez al día y todo por venir a la vera de su mamá. Y de este modo lo consiguió. Pudo despedirse a tiempo y en su anhelo por procurar salvarla, le afirmó todo cuanto había en su corazón por ella.
El día del entierro, recordó cuando su mamá lo cargaba de pequeño.