Los gemelos y las hormigas

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Tras un enorme almuerzo en una urbe lejana, una familia festejaba la graduación de uno de sus hijos. Para seguir la conversación fueron a otro entorno de la casa, al paso que los pequeños que todavía tenían energía para jugar salieron al enorme jardín con los gemelos David y Andrés, sus amigos y primos. Los gemelos jugaban a las ocultas, ciertos a las carreras, mientras que otros procuraban palitos de ciertas ramas, piedritas y cualquier cosa que les sirva para jugar.
Mas de súbito uno de los primos de los gemelos llamado Pedro, se detuvo a observar un largo desfile de muchas hormigas cada una de ellas llevaban granos de arroz, semillas y pedazos de hojas cara un hueco en una esquina del jardín. Todas y cada una iban rapidísimo y en fila lo que llamó la atención del pequeño.
—Mi mamá me contó que guardan comida para el invierno y que son muy organizadas —dijo David.
—Síííí ,la profesora Lucy que enseña en la escuela afirma lo mismo —dijeron el resto.

Pedro sujetó una de las hormigas y la soltó para pisarla. Al ver esto los pequeños desearon hacer lo mismo mas la mamá de los gemelos que lo observaba todo los llamó en voz alta y dijo:
—¿Qué hacen?
—Nada —dijo el pequeño algo inquieto mientras que el resto se distanciaron un tanto.
—¿Quizás no sabes que las hormigas trabajan y solo guardan con tiempo su comestible? No las deben incordiar, no le hacen daño a absolutamente nadie. Lo que debemos hacer todos es aprender de ellas puesto que son trabajadorcísimas y son un caso de orden y organización que debemos continuar. Ellas no se fatigan y pueden cargar cincuenta veces su peso sin lamentarse a fin de que no les falte el comestible ni a ellas ni a su familia.
—Qué interesante —dijo uno de los niños—. Y todos los otros estaban en silencio y sorprendidos.
Los gemelos afirmaron juntos: Desde este momento absolutamente nadie las incordiará y les vamos a poner granos de arroz y ciertas migas de pan a fin de que tengan mucha comida para todos en invierno.