La estrella de Belén

Articulo de Cuentos Infantiles de Navidad sobre La estrella de Belén

La estrella de Belén

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Hace un buen tiempo, tuvo origen la festividad más fantástica de todas: la Navidad. Ese día del año en que memoramos el nacimiento del pequeño Jesús. Mas hay más en esta historia fabulosa de lo que nos han enseñado los mayores. Está por poner un ejemplo, la estrella de Belén, el astro que guió a los Reyes Magos hasta el pesebre de Dios hecho hombre.
¿Deseas saber como llegó esa estrella a estar en el cielo? Puesto que presta atención, por el hecho de que este cuento está a puntito de empezar.
Cuando Jesús nació, todos y cada uno de los animales y pastores de los aledaños asistieron a conocerlo y llevarle regalos. Ciertos le agasajaron mantas a fin de que se arropara del frío, otros le llevaron leche de sus cabras y alguien le logró una cunita, donde pudiese descansar sobre un jergón de paja.
Entre estas buenas personas estaba una pastorcita muy joven y muy humilde, que no tenía nada que ofrecerle al bebé. Angustiada, pensó en que clase de regalo podía lograrle que los otros no le hubiesen dado ya. En ese momento miró cara el cielo nocturno y vio una bella estrella, que parecía resaltar por sobre las otras. Si solo pudiese bajarla para el pequeño…
—¡Ya sé! —se afirmó a sí misma— Traeré un balde de agua para apresar el reflejo de la estrella allá. De esta forma el pequeño Jesús va a poder preservarlo por siempre.
Lleno puesto que un cubo con el agua más cristalina que pudo hallar y lo puso en el suelo, a fin de que reflejase el cielo con su esplendor. La estrella se miró en el agua como un espéculo y se admiró de su brillo, deslumbrando asimismo a la pastorcita. Y solo cuando estuvo bien segura de que el reflejo del astro continuaría en el balde, lo tomó y con pasos apresurados se dirigió cara el pesebre.
En ocasiones volvía a mirar en el balde, para cerciorarse de que la estrella aún siguiera allá. Y allá proseguía, bella y refulgente.
La pastorcita entró en el pesebre con mucha emoción y se puso delante del pequeño Jesús. Mas cuando fue a ofrecerle la estrella, ¡su reflejo había desaparecido! Lo procuró por doquier y no pudo hallarlo. Muy abochornada, la pequeña se puso a plañir mas el bebé sonreía. Y al sonreír , una de las lágrimas de la chiquilla cayó en el cubo de agua, convirtiéndose en una estrella aún más bella y refulgente que la que había visto.
Esa estrella se elevó al cielo, convirtiéndose en la estrella de Belén, que hasta nuestros días prosigue reluciendo en lo alto para brindarle esperanza a la gente.
Es el recordatorio no solo de que Dios se hizo hombre, sino más bien de que asimismo hubo una pastorcita que a pesar de no contar con nada, le entregó lo más valioso que poseía: su amor incondicional. Como , asimismo puedes ofrecer a el resto un regalo valioso si bien no tengas dinero.
Una sonrisa honesta, un abrazo cariñoso o bien una palabra afable en estas datas, son más esenciales.