La niña, la bicicleta y el ataúd

Articulo de Cuentos de Terror para Niños sobre La niña, la bicicleta y el ataúd

La niña, la bicicleta y el ataúd

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La soledad y la obscuridad de la noche tenían un toque mágico para Ariana, que era una pequeña muy intrépida. A ella le agradaba caminar y hacer zapatetas en bici a toda velocidad en una carretera extensa. Una noche, como siempre y en todo momento, sube a su bici y sale a dar un camino. La noche estaba fría y el viento soplaba fuerte. Era escalofriante y al unísono apasionante para Ariana. Las luces de los autos, como jamás, eran más intensas y cegaban los ojos de la pequeña de cuando en cuando. Comenzó a sentir que se esmeraba mucho para abrir los ojos. Los sentía muy pesados. Esto no le había pasado jamás mas no le pareció extraño y prosiguió pedaleando con más fuerza. Siguió su viaje y al dar vuelta en una curva tuvo delante de ella un montón de rocas cerca de un precipicio que olvidó que había allá.
Ariana consiguió sortear de manera rápida las rocas con mucha habilidad. En ese momento quedó aletargada y con mucho sueño por el largo viaje que había tenido. Al despertar estuvo recostada en su cama. Entonces supo que había sido un sueño el camino en bici de la noche precedente. Cerca de ella había un racimo grande de las rosas blancas que tanto le agradaban. Se sentía cansadísima y solo deseaba dormir, mas recordó que ese día debía ir temprano a la liturgia de graduación de su hermano mayor. Su madre le arreglaba el vestido que traía puesto, se aproximó a darle un beso en la frente y la abrazó tan fuerte que recordó el amor y el calor con el que su mamá acostumbraba a darle los abrazos cuando era pequeña.
Vio a su hermano que estaba listo con un terno bien elegante. “Qué guapo está”, pensó. Al levantarse la madre, Ariana vio su semblante lleno de lágrimas y no comprendía la razón. Deseó levantarse mas no pudo. Comenzaron a llegar familiares y amigos de ella que no veía hace cierto tiempo. Todos la miraban y hablaban entre ellos mas ninguno charlaba con ella. Llegó su papá y afirmó a todos: “Es hora de partir”. Se aproximó a Ariana, la miró y se despidió de su hija con un beso, ya antes de cerrar el ataúd en el que estaba Ariana. Fin.