El Coco

Articulo de Cuentos de Terror para Niños sobre El Coco

El Coco

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Este cuento infantil corto habla sobre una criatura que avizora a todos y cada uno de los pequeños desobedientes, que no se dormirán a su cama a tiempo. Es fundamental que todos y cada uno de los chicos hagan sus buenas horas de sueño, puesto que a sus progenitores les importa que estén bien descansados para iniciar un nuevo día.
Y es todavía más esencial que se queden bien dormidos a la hora pertinente, puesto que los sueños más dulces les aguardan a los pequeños que saben obedecer.
A los que no les espera el Coco.
¿Y quién es el Coco? Puedes estar preguntándote ya. El Coco, es una criatura hecha de sombras y pesadillas que avizora por los rincones de las habitaciones infantiles. En ocasiones se oculta bajo la cama, otras yace agazapado en el guardarropa. No importa que clase de escondite pueda escoger, siempre y en todo momento está ahí para comprobar que todos y cada uno de los pequeños duerman temprano.
En ocasiones, las madres o bien las abuelas cariñosas cantan una canción a fin de que los más chiquitos se metan entre las sábanas.
“Duérmete pequeño, duérmete ya, que viene el Coco y te comerᅔ
Solo una vez he conseguido ver al Coco, cuando era más pequeño y no me agradaba oír a mi madre, toda vez que me afirmaba que me fuera a la cama a las 9. Me quede despierto y brincoteando en cama hasta el momento en que, de pronto, la puerta de mi guardarropa se abrió muy despacio y brotó de ella un brazo piloso y enorme, que acababa en unas zarpas afiladas y curvas.
El Coco estuvo a puntito de meterme en su saco para llevarme hasta su tierra de pesadillas, mas chillé tan fuerte que desperté a toda la casa. Y para cuando mis progenitores corrieron a verme, ya el Coco había regresado a su escondite entre mis suéters viejos y mis camisetas de superhéroes.
Mamá debió arrullarme hasta el momento en que deje de plañir y papá debió enseñarme que el guardarropa estaba vacío, a fin de que me persuadiera de que todo había sido un mal sueño.
Mas no lo fue, sé que no fue de esta forma.
Desde ese entonces, no volví a desobedecer a mi mamá cuando llegaba la hora de dormir. Mis sueños fueron dulces, salvo uno que otro que el Coco mandaba para recordarme que podía volver por mí, si alguna noche llegaba a localizarme despierto.
Me enseñó lo que hacía con los pequeños insomnes: los metía en su saco y los arrastraba hasta lo más profundo de un bosque de sombras, para meterlos en su madriguera bajo tierra. Allá, los ponía en una enorme olla que ponía al fuego para cocinarlos con sal y cebollas. Al Coco le chifla comer pequeños maleducados, puesto que sus lágrimas saben mejor.
A los que duermen a la hora prevista no los puede tocar, puesto que viajan hasta el fantástico país de los sueños en el que pueden ser lo que deseen, desde astronautas hasta héroes de historietas.
Y , ¿temes hallarte con el Coco?