Coco, el cocodrilo incomprendido

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Coco, el cocodrilo incomprendido

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Esta historia comienza con Coco, un peligroso cocodrilo que siempre y en toda circunstancia estaba oculto en el fondo de su cocina inventando platos nuevos y esquisitos dulces para venderlos en su tienda. Si bien Coco cocinaba realmente bien, su tienda siempre y en todo momento estaba vacía puesto que la gente que vivía por allá le tenía temor y no se atrevían tan si desee a acercarse. Coco, al no percibir jamás visitas y no vender sus exquisitos pasteles, debía comérselos a fin de que no se pusiesen malos, mas de tanto comer pasteles llegó a ponerse gordísimo y feo haciendo que la gente le tuviera todavía más temor .
Un día un pequeño nuevo en el pueblo decidió acercarse a la tienda de Coco para adquirir un dulce. Al sonar la campanita de la puerta, Coco que creía que absolutamente nadie entraría nunca en su tienda, salió de un salto cara el mostrador. Pablo, que era el nombre del pequeño, al ver acercarse a un cocodrilo tan grande y feo se amedrentó y reculó 3 pasos. Coco al ver la reacción del pequeño le afirmó que no se asustara, que era el primer pequeño que se había audaz a entrar y que le iba a obsequiar tantos pasteles como quisiese, mas Pablo inseguro no pudo eludir consultar por qué razón jamás había entrado absolutamente nadie en su tienda. Coco, con la mirada triste le explicó a Pablo que la gente le tenía temor y que se sentía solísimo sin absolutamente nadie a su lado. Pablo enseguida sintió lástima por Coco y poquito a poco fueron trabando una amistad realmente fuerte, tan fuerte que los 2 juntos se pasaban el día cocinado y haciendo montañas de nata…
Mas Pablo no deseaba que el cocodrilo se pasara el día en esa tienda sin conocer a absolutamente nadie, con lo que decidió llevarlo a dar una vuelta por el pueblo. Todo el planeta quedó sobresaltado e inclusive recomendaron a Pablo que se alejara, si bien jamás lo hizo. Conforme fueron pasando los meses Coco fue ofertando sus esquisitos pasteles por el pueblo y ganando poco a poco más y más amigos. Al final todo el planeta le solicitó excusas por los años en que habían desconfiado de él y le montaron una enorme celebración. Ahora Coco es un cocodrilo feliz y querido por todos.