Ruth y las espigas de trigo

Articulo de Historias de la Biblia para Niños sobre Ruth y las espigas de trigo

Ruth y las espigas de trigo

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Hubo un tiempo hace cientos y cientos de años, en que una sequía horrible golpeó a la tierra. Las personas y los animales morían de apetito y en muchas unas partes de Israel se vivía una enorme miseria. Fue como un hombre llamado Elimelec, emigró desde Belén con su mujer y sus 2 hijos hasta Moab, un sitio que vivía en la exuberancia. Sin embargo, ahí no adoraban al Dios hebreo, sino más bien a los ídolos.
Vivía allá una mujer llamada Ruth que no era la salvedad. Día y noche se arrodillaba delante de dioses falsos y esculturas que representaban a criaturas blasfemas. No obstante, al enamorarse de uno de los hijos de Elimelec, admitió abrirle su corazón a Dios y desde ese momento fue una sierva devota.
Cuando Elimelec murió así como sus 2 varones, su mujer, Naomí, se quedó sola con sus nueras. La anciana decidió volver a Belén y les afirmó a los jóvenes que continuaran en Moab para casarse nuevamente. No obstante, Ruth se rehusó y le prometió que proseguiría con ella hasta el final. Con lo que las 2 regresaron juntas, puesto que se afirmaba que Dios se había compadecido de nuevo de Israel, llevando pan a su pueblo.
Una vez en Belén, Ruth se planteó trabajar con empeño para nutrir a su suegra. Todos y cada uno de los días asistía al campo donde trabajaban los cosechadores de trigo, para recoger las espigas de que se les caían de las manos. Con ellas hacía pan a fin de que y Naomí pudiesen alimentarse.
De esto se dio cuenta Booz, el dueño de los cultivos. Enternecido por la bondad de Ruth, ordenó a sus braceros que dejasen caer más espigas a propósito para ella.
Con el tiempo, Booz llegó a conocer a Ruth y los dos se enamoraron. El hombre deseaba transformarla en esposa, si bien ese derecho lo tenía un familiar próximo de su viejo esposo, el que anhelaba las tierras que la joven había heredado. Mas no la quería a ella. No obstante, la ley establecía que para conseguir los terrenos de la familia, era preciso un matrimonio.
Booz pensó en este problema por largo tiempo y resolvió negociar con ese hombre para llegar a un pacto.
Su plan funcionó. El familiar renunció a su derecho como familiar y Booz se casó con Ruth, quien prosiguió cuidando de Noemí en su nuevo hogar. Su suegra de manera frecuente, elevaba la cabeza para dar las gracias a Dios por haber puesto a aquel hombre en sus vidas.
Transcurrido un tiempo, Booz y Ruth tuvieron un hijo al que llamaron Obed, quien más adelante sería abuelo de David, el rey más benevolente de Israel. Y David, por su parte, sería uno de los ancestros a Jesús, quien nació en el pueblo natal de Noemí y medró para transformarse en el salvador de la humanidad. De esta forma se cumpliría una de las más grandes premoniciones sobre el hijo de Dios, quien descendería de forma directa de los grandes gobernantes de Israel.
De ahí que es que le llaman, “el rey de reyes”.