El Nahual

Articulo de Leyendas Infantiles Cortas sobre El Nahual

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Los nahuales son criaturas que abundan entre los mitos prehispánicos. Se piensa que son brujas o bien hechiceros que, mediante determinados rituales, consiguen mudar a cualquier forma animal que deseen para de este modo ocasionar el mal entre sus semejantes. A muchos les agrada herir el ganado de los pueblos en los que viven o bien robar el alimento de la gente. Los más desalmados atacan a las personas o bien se llevan a los pequeños para perderlos en los cerros o bien en los bosques.
Cuentan que un día, en el bonito pueblo de Zacatlán, llegó a morar un hechicero malísimo que tenía la habilidad de transformarse en un enorme pájaro. Todos y cada uno de los días al ponerse el sol, armaba una fogata muy grande en el patio de su casa, con el que practicaba siniestras liturgias.
De esta forma era capaz de convertir su cuerpo y sobrevolar por el poblado, aterrando a la gente, que se encerraba en sus casas a cal y canto.
Y si alguno de ellos llegaba a quedarse afuera por desatiendo, que Dios lo protegiera, pues el nahual se lanzaba en picada contra él y le hacía heridas con las garras y el pico, hasta dejarle flaqueando. Quienes tenían pequeños o bien bebés debían observarlos del mismo modo en todo instante, pues el espantoso pájaro podía meterse por sus ventanas para llevárselos.
Todos estaban cansados de él, mas no sabían como encararlo por el hecho de que le tenían mucho temor. Con lo que un día, los hombres se reunieron con palos y machetes para decidir que hacer.
—Yo planteo que entremos en su casa mientras que no está —dijo uno de ellos— y veamos que hallamos en la fogata.
De esta manera se dirigieron hasta la morada del hechicero, que para esa hora volaba a ver a quien podía hacerle daño. Se dirigieron a su patio trasero y hallaron los restos de la hoguera de forma conjunta con las ropas del hechicero. Y asimismo algo increíble. Sus brazos estaban tirados a un lado.
—¿Qué hacemos con esto? —preguntó uno.
—¿Puesto que qué más? Vamos a ocultarlo todo —dijo otro—, a ver si de este modo prosigue atreviéndose a hacernos la vida imposible.
Se llevaron todo, incluyendo los brazos que escondieron en uno de los fogones de la cocina. Cuando el nahual volvió, se puso muy angustiado puesto que no podía convertirse por completo. Tenía el cuerpo de un hombre mas incluso preservaba sus enormes alas de pájaro. Pronto se vio acorralado por aquellos hombres que habían entrado en su casa.
Les rogó que le perdonaran la vida más se negaron. Entonces les ofreció un trato.
—Si me dejan ir y me devuelven mis brazos, voy a volverlos riquísimos y poderosos.
Los hombres se miraron entre sí, ponderando las palabras del hechicero.
—¿De qué forma sabemos que podemos confiar en ti? —le preguntaron.
—Les doy mi palabra de que todo lo que digo es cierto —juro .
—Los seres como no tienen palabra —respondieron y a continuación, volvieron a aprender la fogata para abrasar al nahual, quien se consumió en una estela de humo y cenizas.