Piel de asno II

Articulo de Cuentos de Hadas sobre Piel de asno II

Piel de asno II

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En el capítulo precedente de Piel de Asno , vimos como una bella princesa escapaba de palacio para no casarse con su desquiciado padre y hallaba el amor en un príncipe. No obstante, oculta como estaba bajo una fea piel de asno y en una granja muy humilde, absolutamente nadie más se había dado cuenta de su auténtica identidad y la trataban como a una pordiosera.
Preocupados por el enamoramiento de su hijo, los reyes le solicitaron al príncipe una prueba para saber si su amada era digna de ese amor. Y se las concedió: Piel de Asno debería prepararle una tarta.
Creía el pobre chaval que en algo calmaría su dolor, comer algo preparado por ella.
En el momento en que unos guardas llegaron hasta la granja donde la princesa vivía, comunicando los deseos de su señor, se puso de manera inmediata a enhornar el más delicioso pastel que hubiese hecho en su vida. Sus frágiles manos amasaron la harina con tanta suavidad, que en el horno el postre empezó a despedir un exquisito aroma y por fuera, se veía suave y apetecible.
Mas Piel de Asno no se percató de que mientras que amasaba, un anillo de diamantes se le había caído, quedando en la tarta. Y de este modo tal como, el postre fue llevado a palacio, donde el príncipe se lo comió con gran deleite encontrando aquel pequeño tesoro.
Al mantenerlo en su mano y ver lo finos que eran sus diamantes, no le quedo la mínima duda de que debía pertenecer a alguien de la realeza, para alivio de sus progenitores.
—Me casaré con aquella a quien le quede este enano anillo —pronunció él con convicción.
Los guardas del palacio tomaron la joya y empezaron a hacer un recorrido por todo el reino, buscando a quien pudiese portar el anillo con perfección. No obstante, ninguna muchacha fue capaz de hacer que le quedase aquella frágil alhaja.
Solo una chica de manos pequeñas y finas conseguiría ostentar dicha maravilla.
Mientras, en la granja, al enterarse de que la buscaban, Piel de Asno corrió a lavarse la cara y el pelo. Se perfumó y se puso un vestido reluciente, hecho con hilos de oro. La belleza retornó en su esplendor a su semblante.
Tocaron a la puerta. Eran los guardas acompañados por el príncipe.
La princesa se puso su piel encima y asistió cabizbaja a abrir. Los guardas la miraron con menosprecio mas el príncipe se le aproximó para probarle el anillo. Todos contuvieron una exclamación de sorprendo cuando vieron salir una mano blanca y bella bajo aquella fea piel.
Cuando la joya encajó por completo, la princesa se desprendió de ella por completo, revelando su auténtica identidad y haciendo al príncipe plañir de alegría. Los guardas estaban sin habla.
Volvieron juntos a palacio y el rey y la reina la recibieron con gran alegría. Piel de Asno y el príncipe se casaron en una celebración que duró por días y desde entonces, fueron muy felices.
FIN